Una buena campaña publicitaria debe ser honesta, ya que la publicidad engañosa daña la marca a largo plazo. Además, la publicidad se diferencia de la propaganda al enfocarse en persuadir al público para que compre, mientras que la propaganda busca influir en la manera de pensar. Para lograr efectividad, las campañas deben estar dirigidas a un público objetivo específico y personalizarse según sus necesidades e intereses. Es vital que la publicidad sea coherente con la estrategia de marketing y tenga un propósito claro, teniendo en cuenta el costo de tiempo y dinero involucrado.

Por otro lado, la creatividad y la originalidad son clave para destacar en un mercado saturado. Las campañas deben ser memorables, utilizando herramientas como el Storytelling, jingles y slogans repetidos estratégicamente para generar recordación. La persuasión es un arte que combina argumentos sólidos, apelar a las emociones y razones lógicas para convencer a los clientes. Al final, el éxito está en encontrar el equilibrio entre creatividad y frecuencia sin saturar al público.